domingo, 7 de junio de 2009

Parcial

1. Televisión y tiempo libre
2. Los trabajadores del siglo XIX se vieron muchas veces obligados a cumplir con jornadas laborales cuya duración excesiva provoca estupor o indignación a los hombres de hoy. Hacia 1840 había en Inglaterra y en Francia talleres donde se trabajaba diariamente quince horas y media.
3. Actualmente, por fortuna, en buena parte del mundo los asalariados disfrutan de mejores condiciones. No solo laboran menos horas diarias y semanales, sino que poco a poco han visto aumentarse las ocasiones en que gozan del descanso remunerado. En nuestro siglo el trabajador tiene legalmente reconocido derecho al reposo y al ocio, pero no siempre sabe sacar provecho de esta conquista social.
4. Desde hace años la T.V. se ha convertido en el instrumento de comunicación que monopoliza el tiempo libre de millones de personas, hasta el punto de que ya hay países donde se dedican exclusivamente a la pantalla chica no pocas horas antes destinadas a otras actividades sociales, entre ellas la asistencia a culto religioso y a los espectáculos públicos, la lectura de libros y periódicos, las visitas y la participación en actividades colectivas de sindicatos, clubes y asociaciones. Se habla, incluso, de que en el mundo actual existen sociedades “saturadas por la televisión”.
5. Algunos sociólogos advierten que el tiempo dedicado al receptor T.V. tiende cada vez más, a extenderse hasta llenar todas las horas del tiempo domestico que no están ocupadas por actividades como el sueño, la alimentación y el aseo.
6. Curiosamente; varias encuestas hechas en los Estados Unidos parecen indicar que la televisión no es todavía calificada por la mayor parte de los trabajadores como la más placentera forma de invertir los periodos de cesación de trabajo. La gente preferiría salir de casa, tener contacto con amigos o leer algo entretenido, pero al regresar de la oficina o de la fabrica es “atrapada” por las señales que llegan a través del televisor.
7. Contra lo que afirman algunos optimistas, no siempre la disminución generalizada del tiempo de trabajar ofrece a los hombres del siglo XX la posibilidad de hacerse más cultos, o de atender adecuadamente los aspectos familiares, sociales y religiosos de su vida. Cuando un trabajador pasa el fin de semana, el día festivo o el periodo vacacional frente al aparato de T.V., sin aplicar su tiempo libre a otras actividades, acaba por ser víctima de un proceso de “ensimismamiento” que poco contribuye a su desarrollo personal.
8. No es nueva la idea de que el consumo excesivo de televisión puede ser un factor alienante para la conciencia del individuo. Se nota cierto aire de advertencia alarmada en estas palabras del profesor J.P. Robinson: “la colonización del tiempo libre realizada por la T.V. comercial, cuando menos el contexto de Norteamérica, representa la incursión más directa hecha por el reino de la necesidad en el reino potencial de la libertad. En cierto sentido, supone una expropiación que el primero hace sobre el segundo”. Si los trabajadores modernos llegan a un punto en el cual su vida se reparta entre la actividad laboral y la pasiva entretención de la T.V., de muy poco habrá servido la paciente lucha de siglos por conquistar el derecho al descanso.
9. Finalmente es de recordar que cuando no se logra un buen equilibrio entre el tiempo libre y el que emplea en permanecer sentado frente a la T.V., los televidentes demasiado asiduos corren el riesgo de convertirse en “teleadictos”. Como ocurre con el adicto a las drogas, el que lo es de la televisión llega a experimentar el deseo compulsivo de recibir más y más de ella. ¿Tendrá cura esta dependencia? Control remoto (MMM).

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